Visité Taipei a mediados de julio con algunos amigos y fui a La Boca. Un bar de moda en un barrio residencial con un público joven, moderno y guapo. Las bebidas tampoco están mal. El bar es pequeño, pero el ambiente lo compensa con creces. Mi única queja es el personal del bar: no son nada amables. El cantinero al que me acerqué parecía molesto cuando pedí algunas bebidas. Imagínese eso, molesto con un cliente por querer gastar algo de efectivo. Me quedé impactado. Cuando hice mi pedido, me disparó con un cabreado: "¿Qué?" No hay necesidad de ser súper amigable, pero tampoco hay necesidad de ser grosero. Sin embargo, el personal del bar fue repentinamente amable una vez que nos fuimos. Debido a que el lugar está ubicado en una zona residencial y debido a que los vecinos se han quejado del nivel de ruido, el barman que nos acompañó afuera de repente fue todo sonrisas y encanto. Básicamente, quería asegurarse de que mantuviéramos el volumen bajo mientras caminábamos hacia la esquina para tomar un taxi. Aún así, recomendaría encarecidamente este lugar. Es una alternativa maravillosa para aquellos a quienes no les gustan las discotecas o no tienen ganas de caminar hasta la Plaza Roja en Ximen.